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Líderes de inteligencia
superior: su ámbito más propicio es cuando las organizaciones
emplean a personas altamente cualificadas, consiguiendo así transacciones con
resultados óptimos. Demuestran un gran rechazo y no se sienten bien ante
confrontaciones en el mercado para productos populares de bajo valor y de una
gran dependencia hacia la marca del mismo. En consecuencia este tipo de líder
de inteligencia superior admira la inteligencia de otras personas. En
consecuencia, los líderes que poseen una gran empatía, rechazan totalmente a
los de inteligencia superior.
·
Líder autocrático: Especialmente
eficiente en momentos de crisis, puesto que no siente la necesidad de hacer
demasiadas preguntas. Le cuesta adaptarse a los escenarios organizacionales
cuando los actores de los mismos poseen altos niveles educativos y están muy
calificados. Sin embargo actúan exitosamente en diferentes situaciones. En los
países que aceptan las diferencias sociales se sienten muy cómodos.
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Líder pastor: muy
solvente en las organizaciones con una evolución altamente consistente pero son
ineficaces ante las crisis emergencias para las que se requieren decisiones
rápidas. Este tipo de líderes se sienten muy cómodos en las organizaciones mercantiles
de máxima estabilidad.
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General en jefe o
general del ejército: llevan a
cabo sus mejores actuaciones ante la necesidad de prepararse para la guerra. En
cambio, tienen sus peores momentos cuando perciben que esta guerra no resulta
beneficiosa. Son altamente competentes para la preparación pero no para llegar
a conclusiones. Piensan que no tienen necesidad de llegar a concluir, dada su
creencia de que su preparación es tan buena que siempre ganaran las batallas.
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Líderes de la realeza: tienen
sus mejores oportunidades cuando se encuentran trabajando en organizaciones muy
antiguas y son líderes en el mercado y no se adaptan a aquellas organizaciones
cuyos productos tienen una demanda masiva. Este estilo no es recomendable para
las organizaciones, debido a la dificultad de desligarlos de su papel como
consecuencia de que a ellos mismos les cuesta en exceso aceptar que su
actuación no es la mejor.
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Líder natural: Su
actuación resulta sobresaliente en la mayoría de las circunstancias, y en
especial en aquellas corporaciones mundiales cuyas marcas son reconocidas.
Tienen dificultades para adaptarse a las organizaciones cuyas operaciones están
excesivamente orientadas hacia las ventas. Se podría decir que este tipo de
líder es el más eficaz, puesto que una de sus grandes habilidades es la
motivación que transmite a sus más cercanos seguidores para que trabajen con
agrado y mantengan satisfechos a los accionistas y sus respectivos proveedores.
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Líder autócrata: un líder autócrata asume toda la responsabilidad de la
toma de decisiones, inicia las acciones, dirige, motiva y controla al
subalterno.
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Líder emprendedor: un líder que adopta el estilo participativo utiliza la
consulta para practicar el liderazgo. No delega su derecho a tomar decisiones
finales y señala directrices específicas a sus subalternos, pero consulta sus
ideas y opiniones sobre muchas decisiones que les incumben.
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Líder liberal: mediante este estilo de liderazgo, el líder delega a
sus subalternos la autoridad para tomar decisiones.
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Líder proactivo: este tipo de liderazgo promueve el desarrollo del
potencial de las personas, de la forma que un jardinero cuida y potencia su
jardín.
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Líder audaz: este tipo de persona es capaz de relacionarse con
muchas instituciones y personas, persuasivo, crítico, con mirada positiva.
Tiene la capacidad de consultar a las demás personas para luego tomar
decisiones.
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Liderazgo formal: preestablecido por la
organización.
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Liderazgo informal: emergente en el grupo.
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Liderazgo dictador: fuerza sus propias ideas
en el grupo en lugar de permitirle a los demás integrantes a hacerse
responsables, permitiéndoles ser independientes. Es inflexible y le gusta
ordenar. Destruye la creatividad de los demás.
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Liderazgo autocrático: el líder es el único
en el grupo que toma las decisiones acerca del trabajo y la organización del
grupo, sin tener que justificarlas en ningún momento. Los criterios de
evaluación utilizados por el líder no son conocidos por el resto del grupo. La
comunicación es unidireccional: del líder al subordinado.
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Liderazgo democrático: el líder toma
decisiones tras potenciar la discusión del grupo, agradeciendo las opiniones de
sus seguidores. Los criterios de evaluación y las normas son explícitas y
claras. Cuando hay que resolver un problema, el líder ofrece varias soluciones,
entre las cuales el grupo tiene que elegir.
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Liderazgo onomatopéyico: el líder, a la vez
que reflexiona sobre la visión que ha de mover al grupo liderado hacia su
objetivo deseado, se expresa a través de simples onomatopeyas verbales que
favorecen notablemente el entusiasmo del grupo.
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Liderazgo paternalista: tiene confianza por
sus seguidores, toma la mayor parte de las decisiones entregando recompensas y
castigos a la vez. Su labor consiste en que sus empleados trabajen más y mejor,
incentivándolos, motivándolos e ilusionándolos a posibles premios si logran el
objetivo.
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Liderazgo liberal (laissez faire): el
líder adopta un papel pasivo, abandona el poder en manos del grupo. En ningún
momento juzga ni evalúa las aportaciones de los demás miembros del grupo. Los
miembros del grupo gozan de total libertad, y cuentan con el apoyo del líder
sólo si se lo solicitan.
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